Sueño o pesadilla, depende de para quién

Vaya por delante que en cuanto me he sentado al teclado con la idea de escribir este artículo, he notado una especie de pinchazo agudo en el estómago que a puntito ha estado de provocar que me arrepintiera antes incluso de poner la primera de las letras; sí, la V de victoria, por si alguien ha echado la vista atrás a comprobar de cuál se trataba. Pero como un buen compañero de trabajo me ha retado esta semana a hacerlo, y además, he escuchado cientos de veces, aunque no termino de creerlo, que una de las mejores maneras de superar una fobia es enfrentarse a ella cara a cara, ahí va este puñado de líneas para homenajear la enésima hazaña futbolística que esta semana ha protagonizado el laureado equipo blanco de la capital de España. Vale, que sí, que lo digo, el Real Madrid.

Bueno, bromas aparte, que seguramente no será para tanto la aversión, una vez más los que no somos merengues, más bien lo contrario, tenemos que reconocer que lo que tiene este equipo con la Champions League no es normal. Parece algo así como una especie de cuento de hadas, una quimera futbolística que consiste en hacer sufrir al respetable, sus propios seguidores, o disfrutar al resto, no lo vamos a negar, hasta el momento más postrero de los partidos, para después, cuando todo el mundo menos ellos, da el asunto por finiquitado, sacarse un último conejo de la chistera en forma de arreón y marcar los goles que le hagan falta para terminar llevándose el gato al agua. Para disfrute de sus hinchas, y calvario de los que no lo son.

Y es que ya no son una ni dos, ni tres ni cuatro, las ocasiones en las que el Madrid lo tenía todo perdido en esta competición que tanto ama, y justo al final del partido, casi en el descuento como sucedió este pasado miércoles contra el Manchester City de Guardiola, que ya tiene bemoles que fuera Guardiola la víctima en esta ocasión, consigue darle la vuelta a la contienda y terminar pasando la eliminatoria cuando todo el mundo ya la daba por perdida. Es como si, con el paso de los años, los jugadores que visten esta laureada camiseta llevasen grabado en el ADN la condición de remontar las eliminatorias de la Champions para salir en hombros y por la puerta grande de su estadio, dejando postrados en el césped a los jugadores contrarios, preguntándose todos, incluido su entrenador, de dónde coño ha salido esa avalancha que en los últimos instantes del partido les ha arrollado sin clemencia y les ha echado de la competición cuando ya se veían ganadores. Es de locos. No me extraña que ellos mismos, los madridistas digo, estén así precisamente, como locos con su equipo. No en vano, ya lo han hecho tantas veces, que cuando este mismo miércoles escuchaba a un periodista deportivo decir durante la retrasmisión del partido, a falta de cinco minutos para la conclusión del tiempo reglamentario, que aún había tiempo de marcar dos goles y provocar la remontada, yo mismo pensé que era cierto y por si acaso dejé de seguirlo. Y menos mal que lo hice. A las pruebas me remito.

Ahora bien, después de encumbrar al Real Madrid durante unas cuantas líneas, dejadme que al menos plante en el discurso la semilla del recelo. ¿No os parece demasiada casualidad que esto siempre le ocurra al mismo equipo? ¿No habrá alguien en la sombra moviendo los hilos de la competición para que se produzca este fatídico resultado eliminatoria tras eliminatoria? Después de tantos años viendo cómo el Madrid se pasea por Europa con gestas del calibre de la de esta semana, con más títulos que nadie, he terminado por convencerme de que este equipo es a la Champions lo que la Champions es al Madrid, y quizás eso sea suficiente para que todo el mundo dé por sentado que pase lo que pase tiene que llegar hasta la final o casi. No fuera a ser que la competición perdiese caché si es que alguien se atreviese a eliminarlo antes de tiempo. Parecerá una locura pero, ¿hasta dónde llega la mano de Florentino para que esto suceda año tras año y sin que nadie se dé cuenta de cómo narices está ocurriendo? ¿Tendrán algo que ver las proezas de este equipo con el asunto del espionaje en España? ¿Y con el tema de las comisiones, por ejemplo? Visto lo visto, he llegado a pensar que si F.P. llegase a ser elegido Presidente del Gobierno, seguramente la posición de España en Europa mejoraría unos cuantos enteros. Es más, siendo ambiciosos, creo que alguien debiera darle un cargo mundial honorífico, algo así como Consejero Delegado del Planeta. Solo Dios sabe lo que podría llegar a conseguir entonces. Yo ahí lo dejo.

Vale, admito que quizás sea un razonamiento un tanto baladí, porque esto que acabo de decir, este amor mutuo entre Competición y Club también es mérito suyo. Pero no me pidáis tanto esfuerzo de reconocimiento. Bastante hemos soportado ya algunos, incluido el bueno de Isaac Molina en su última aventura, Caviar para las ratas, por si alguien aún no la ha leído.

En fin, por mucho que me duela, no me queda más remedio que terminar el artículo felicitando al Real Madrid, y por extensión a sus seguidores, por el pase a la final de este año, y más de la manera tan heroica que lo han logrado. Solo espero que el próximo 28 de mayo no tengan mucho que celebrar. Aunque pase lo que pase durante el partido, me temo que habrá que aguardar hasta que el árbitro pite el final para dar la contienda por concluida. Y aun así, si yo fuese un hincha del Liverpool, esperaría incluso a tener la copa en las vitrinas del Club antes de atreverme a celebrar nada, no fuera a ser que la mano de Florentino fuese aún más larga y poderosa de lo que sospecho.

Francisco Ajates

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