Retiran a cinco loros de un zoo británico porque insultaban a los visitantes.
Así reza el titular de uno de los muchos periódicos que se han hecho eco de la noticia, y a mí, sin quererlo, nada más leerlo, me han venido a la cabeza las imágenes de aquellos superdebates televisivos a los que nos vimos sometidos hace unos meses, viendo como los cinco tipos encargados de representarnos se colocaban detrás de unos atriles a lanzarse insultos entre ellos sin ningún pudor. Pues gracias a estos loros, el recuerdo se ha vuelto menos dañino; porque ahora, en lugar de recordar a esos políticos engalanados escupiendo sandeces para remover al populacho, que eso es precisamente lo que somos para ellos, un triste puñado de votos que hay que ganar cueste lo cueste, pues me imagino a estos pobres loros vestidos con corbata, parloteando vocablos sin sentido, todos a la vez, tratando de hacerse oír entre el ruido de los otros. Y el resto, los oyentes, muertos de risa en el sofá de nuestra casa viendo como hacen el mayor de los ridículos sin ni siquiera darse cuenta de que lo están haciendo. De que por muy alto que se insulten, no nos creemos ni una sola palabra de lo que dicen.
Lo triste de todo, es que al final, esta imagen que dibuja mi mente perturbada no es algo real. Al final, más allá de la guasa, lo que de verdad hubo detrás de esos atriles fueron personas con traje, que después terminaron dirigiendo nuestros destinos. Y además, por si esto no fuera poco, más tarde vino esta condenada pandemia para ponernos a prueba. Para ponernos a prueba a nosotros y por supuesto a ellos y si no, que se lo digan a los madrileños, que están viendo cómo tanto los unos como los otros se están tirando los trastos para pescar en río revuelto, en lugar de sentarse a coger el toro por los cuernos y tratar de atajar este problema, que vuelve a tener visos de tornarse en tragedia a poco que alguien no encuentre pronto un remedio definitivo.
Porque alguien debiera decirle a toda esta gente que se sienta en sillones acolchados y forrados en piel, que los españoles estamos cansados de tanta disputa. Que ya está bien de negar la realidad solo porque sea el contrario quién la predique. Que por una vez, traten de sentarse en la misma mesa con espíritu crítico y constructivo, y se dejen de pensar en elecciones. Que se miren al espejo y digan en voz alta lo que están diciendo detrás de las cámaras, a ver si tienen el valor de creerse una sola de sus palabras, o por lo menos, de aguantarse la risa cuando terminan de formularlas. Porque aunque no lo crean, esto por lo que discuten ahora, de broma tiene muy poquito, y al final, el chiste terminará de nuevo con una moraleja muy triste, y más tarde vendrán las lamentaciones…
Vaya por Dios. Al final, después de escribir esto, ya no me acuerdo de la gracia que me hizo la imagen de los cinco loros. Ahora incluso me dan hasta un poquito de pena esos pobres animalitos, que lo único que hacían cuando los metieron en sus jaulas era imitar lo que algún humano guasón les había enseñado a recitar en voz alta. Aunque bueno, viendo esta semana el debate televisivo que ofrecieron los dos candidatos a la presidencia de los Estados Unidos, con Donald Trump a la cabeza, ¿no estarán desde hace tiempo nuestros políticos, de manera inconsciente, claro está, imitando algún comportamiento como hacían esos pobres loros grises africanos del Lincolnshire Wildlife Park de Boston en el Reino Unido?
Que gran verdad y que triste a la vez.
Con estos mimbres no pinta nada bueno el futuro inmediato.
Han manipulado y retorcido la política y la han convertido en un deformado objetivo en si misma cuando debiera ser el medio por el cual, profesionales capaces, discutieran los problemas educadamente, con gran dosis de empatía, con el objetivo de llegar a acuerdos y soluciones.
Lo has pintado perfecto, triste, pero perfecto.
Es lo que tenemos.
Ni una sola coma más. Gracias por compartir tu opinión, Juan.
Enhorabuena: Se puede decir más alto pero no más claro. Mis artículos son de otro estilo, pero me ha encantado leerlo y seguro que muchos lectores estarán totalmente de acuerdo con lo que dices.
Mi reflexión sobre los hechos que expones me llevan a pesar una vez más que se debe superar la decadencia de occidente cuyo símbolo lo conforman esos representantes de los que hablas. En definitiva más cultura y espíritu crítico.
Estamos totalmente de acuerdo Carmen.
Gracias por la aportación.